Huele bien tu pelo.
Tu pelo tibio.
Tu pelo que entra y sale
negándose.
Huele a extraños perfumes
de firmamentos ajenos,
tu pelo, como mi alma,
enredado en mis sueños,
caminando
un camino
extraviado
en mi hombro desierto.
Huele a promesa.
Huele bien tu pelo.
Cortándome el aire,
flagelando los labios que musitan
una tortura
que acaricia
la frente
y me embriago.
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