Árbol solitario y negro
en la oscura noche.
Desnudos brazos
dados
al sórdido placer
de viento y lluvia
lluvia y fango,
fango cuarteado
en soleada,
seca,
aprisionante parsimonia
que asfixia
castiga y quema.
Viejo árbol
besado de lunas
y eólicos misterios,
parido en generaciones
innumerables y esféricas
florecido en marzo
y ahora triste
en gélida parcela
de creciente invierno
y lenta,
fétida podredumbre...
¿Volverás la próxima primavera?
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