Esta hora es
la hora sedienta.
La luna se empina afuera
(diente clavado
en el vientre pubescente de la noche).
Aquí asomado
juego con tu origen,
cercenando el aire
saqueado de fragancias.
De amor me hablas
y amores te doy
—yo que desde esta incertidumbre
soy
una sombra más en tus sinuosidades,
un perfume:
una esencia entre tantas
de tus jugos que galopan
la cresta náutica de mi lengua—
a la deriva
en humedades que bullen
como mediterráneos maremotos
turbando la paz
de mis golfos nublados.
2 comentarios:
Me encanta, palabras dulces con su puntito de picante una combinación peligrosa y tenntadora, muy muy tentadora.
Besitos desde la oscuridad
Espero serguir siendo tu musa ;)
¡Eres un primor!. Gracias.
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