... como esas Floras de Portocarrero:
la cabeza
preñada de selvas
—como libros
las manos—;
la falda
ceñida al cuerpo
(anaconda en abrazo ascendente).
En un aburrimiento de ruedas
(de regreso de todos los paseos)
la vi de cerca —nuevamente—:
el desierto ocre
a la Van Gogh de su pelo
relatando
innúmeras pesadillas...
2 comentarios:
Es muy buena tu poesía...
Un beso.
Gracias, Sakkarah. Tienes tú un nombre bellísimo. Bienvenida a mi Isla cuantas veces quieras. Abrazos.
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