La Habana me vio nacer y me dio de mamar. Camagüey me puso barbas en el pecho, la cara y el pubis y me inició en los misterios de la adolescencia...
Cuando tenía diez años
Camagüey vino a mí
con su linaje de tinajones
y llanos verdes.
Camagüey de tejas rojas.
Camagüey.
Camagüey de sangre pura.
Camagüey.
Vino a mí
y me entregó su alma
alma de ropa fina
alma de Camagüey.
Los adoquines de antaño
tus mujeres, Camagüey.
Camagüey de faldas blancas,
buen amigo, Camagüey.
La catedral que en el parque
mantenía su altivez
es la imagen de tu orgullo,
orgulloso Camagüey.
Me entregaste tus callejas
y en tus callejas hallé
la esencia de tiempos viejos,
viejo amigo, Camagüey.
En cada esquina que pase
si vuelvo allá alguna vez
habrá un sello de mi vida
de mi estancia en Camagüey.
Ahora que estamos lejos
y mis ojos no te ven
yo te llevo en mis recuerdos
fiel amigo, Camagüey.
1 comentario:
Hermosos recuerdos han quedado grabados desde tu niñez y has logrado rendir un cálido homenaje a tu tierra.- Dan ganas de salir a recorrer sus calles de adoquiunes, conocer su Catedral y a su gente.-
Precioso poema.-
Te saluda desde Uruguay Alicia.-
Publicar un comentario