
Mañana es hoy
más una esperanza.
Ayer fue hoy
menos una.
La remota silueta
de obeliscos en ruina
marcará
con sordo tempo
la astronómica circunferencia
de horas
cada vez más pálidas
y anémicas
en la ictérica
flaccidez
de pirámides resurrectas
en dorado espejismo
bajo el peso
asfixiante
de tercas dunas
lamidas de oro
en la ardiente soledad
de esfinges umbrías
y entonces
del vaivén azotado
en mareas del desierto
la callada letanía
detendrá
el galope de los siglos
entregándose
sin recato
ni recelos
a la depredación
ancestral
y mayestática
del silencio.
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