La Gran Escena es la vida. De ella, sus actos más peculiares y sobresalientes...
— ¡No me fastidies más con tu intromisión en todo! ¡Si me levanto, si me acuesto, cómo me siento, qué como, cuánto duermo, cómo debo vestirme si llueve, cuánto tengo que descansar para no estar estresado! ¿No te das cuenta que somos diferentes...?
— Sólo he querido ayudarte, aconsejarte... cuidarte. En estos treinta años he querido ser para ti una buena compañera. Te alerto, simplemente, de todo cuanto creo podría dañarte o ser nocivo para ti...
— Si quieres ser buena compañera, hazme un favor: déjame hacer las cosas a mi modo sin dar opinión ni tratar de cambiarme. Si mañana me coge un tren, era mi destino. Contra eso, nadie puede.
— Como quieras... Te lo juro...
—¿Está usted segura que no vio la locomotora antes de impactar el sitio donde se encontraban ustedes...?
FIN
4 comentarios:
A veces, aunque se vea llegar la locomotora, es imposible evitar el impacto.
Me dejas preocupada... Pero, como siempre, mue bien relatado.
Mil besos, mi niño.
Vivimos en sociedad, rodeados de gente. Es imposible no implicarse y complicarse con los demás. De ahí que locomotoras figuradas impacten a menudo contra nosotros.
Jejeje, esto es lo mas loco que he leído de ti, mi abuela es así, pero que va, no puedo contestarle eso, tu sabes.
Huy, eres tremendo, Pedro!!!! Jajajaja.
Publicar un comentario