A quien pueda interesar.
Produjo Usted
cien poemas
y los desechó
como mala madre
que va al río
a lavarse el aborto
de un hijo,
porque era indefenso,
porque no venía concebido
con las barbas del tiempo
pegadas a la ingle.
Usted los botó,
al cesto
como a una fosa común
sin beso cristiano,
como se echan
a un hueco del camastro
los péndulos exhaustos
de una prostituta
maltratada de sífilis.
Usted
que toma “vino fresco
en viejos odres”
y se fue a la retaguardia
por huir de la Vanguardia,
o del Avant-Garde,
—qué sé yo—,
y que no dice carajos
en sus versos contados
de avaricia;
que no sabe del dolor
que cada parto me trae.
Usted que vive
escondido
en el exilio
de mazmorras que mueren.
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