No quiero
ser puente.
Quiero ser
río:
prolongarme
en meandros
y afluentes
como brazos abiertos
abarcando la tierra
y todo
lo que está
vivo
y crece.
No quiero ser
nube.
Quiero
ser cielo:
empinarme
a la par
de los vapores
y tocar
sin recelos
los confines
de todo aquello
que está
más allá
y aún
más
allá...
No quiero ser ola.
Quiero ser velero:
la ola
muere en la playa,
el velero
—si es ligero—
zarpa de oriente a occidente
hacia el sur
o hacia el centro
con el norte como estrella
y la estrella
desde adentro
es timón de cinco puntas
en los mares de misterio.
No quiero
ser dios.
Quiero ser
hombre:
para amar con la carne
y el alma
para darme
—entre tantos excesos—
el placer
del final de mis días
junto al polvo final
de tus huesos.
2 comentarios:
Cada dia que pasa me engancho mas a tu blog, me encanta como escribes.
Besitos desde la oscuridad.
Te tengo una sorpresa que acabo de poner aquí. Espero te guste. Abrazos.
Publicar un comentario