He llorado de emoción, de esperanzador sentimiento y de alivio.
Por primera vez en muchos años Cuba ha permitido a Estados Unidos sobrevolar su espacio aéreo para evacuar a los heridos y personas graves de Haití hacia Miami y otras ciudades del Coloso del Norte desde la base norteamericana de Guantánamo situada al sureste de Cuba.
Han podido más la consternación, la buena voluntad, el compromiso moral y la solidaridad humana que la enconada política que desde hace medio siglo separa a los gobiernos y pueblos de dos naciones profundamente atadas por lazos familiares, históricos y culturales sobre el diferendo acerca de la política interna cubana de centralización, totalitarismo y partido único y la política de cerco económico decretada desde hace más de cuarenta años por el gobierno norteamericano a través del inmoral embargo económico a Cuba.
Pedimos desde Pedro's Island —con una gran dosis de utópica esperanza e irrenunciable idealismo— que cesen las hostilidades políticas entre ambas naciones y que aprovechen esta coyuntura de suprema necesidad y estrecha cooperación en el empeño común de salvar a Haití y su sufrido pueblo, para conocerse y entenderse mejor.
Que Cuba se abra al mundo —tal como exhortó Su Santidad Juan Pablo II durane su histórica visita a la Isla en 1998— liberando todos los presos políticos y de conciencia, y que el mundo se abra a Cuba con el levantamiento, por parte de Estados Unidos, del injusto embargo económico que desde hace medio siglo castiga al pueblo cubano —no al gobierno—.
Sea este un nuevo punto de partida en la relación de todos los pueblos del mundo.
Por Cuba. Por Estados Unidos. Por Haití.
Por la Humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario