martes, 19 de enero de 2010

Memoria




Canta el gallo

rebotando en ecos

de estentóreas

sonoridades

contra la pared

del alba

que en la bruma

se erige

repuntada

de tiernos carmines

y balbucientes azules

mientras la luz

se maquilla

de artificios

con la última nota

de este llamado

a la brega

y yo recuerdo

otros gallos de mi infancia

en otra tierra

en otro tiempo

en otra asonancia

donde el rocío era joya

y el gallo

en verdad

el rey de la madrugada

llamado a fecundar

y a vigilar a los roedores

a matar lagartijas

y sabandijas pequeñas

y mi abuelo en la cocina

con sus ojos de acero

destilando

café

oscuro, amargo y oloroso

tan estimulante como hombre de ébano

en el cálido seno

de la mañana adolescente:

cuatrimañanero

café de idos amaneceres

en el rodaje

matutino

de una película

que no se estrena.




3 comentarios:

Domingo dijo...

Yo no tengo gallos de infancia a los que añorar y mira que lo lamento, pero es lo que tiene haber sido siempre un chico de ciudad. Sólo en el pueblo de una de mis tías, durante mis años mozos, he podido resarcirme en parte de esa ausencia sonora que tanto me gustaba e inquietaba a un tiempo, por lo que tiene de presagio de algo nuevo a punto de nacer: el día. :)

Unknown dijo...

Como me gustan los gallos, su cantar.. por las mañanas anima.. y dá un vitalidad que en la ciudad falta..

Un abrazo.. me encantó la pintura.

Pedro F. Báez dijo...

A mí me encantan los gallos también. Y ¿sabes, Domingo? En casi todo el Caribe, sobre todo en Cuba, donde lo sé por experiencia, hay muchas personas que tienen gallos, gallinas y patos en las ciudades, aunque los gobiernos intenten regular esto por cuestiones de sanidad y de convivencia común. Eso ocurre sobre todo en los repartos (barrios, colonias) de la periferia, con características más residenciales y rurales donde generalmente hay patios y terrenos bastante grandes como para permitir la cría de ciertos animales, como gallinas. Aquí en Los Ángeles, en medio de un enclave suburbano tan populoso y cementado donde vivo, parece que alguien en su patiecito tiene un gallo, porque diariamente lo escucho (para mi deleite) cantar de tres de la mañana en adelante y hasta avanzada la mañana. Abrazos y ojalá alguna vez puedas tener un gallo indio tan lindo como los que criaban mi padre y mi abuelo en Cuba y que nunca se comieron ni se echaron a pelear pues para mi madre eran miembros de la familia...




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Mi foto
La Habana, Cuba, Los Ángeles, Estados Unidos
Nacido en La Habana, Cuba, el 3 de diciembre de 1960. Emigra a Estados Unidos en 1980, a través del éxodo masivo de Mariel. Ganador de numerosos concursos de poesía, literatura y ensayo en Cuba y Estados Unidos. Publica su primer poemario, "Insomnia" en 1988, con gran acogida por parte de la crítica especializada y el público. Considerado por críticos y expertos como uno de los poetas fundamentales y representativos de la llamada Generación del Mariel junto a Reinaldo Arenas, Jesús J. Barquet, Rafael Bordao, Roberto Valero y otros.