(Con audio en la voz del autor)
A La Habana y a esta foto de La Habana
Como salida de un libro
esta imagen de La Habana:
niña blanca con sombrilla
negro prieto que descansa.
Sonríe la quinceañera
con sus años que la avalan.
Se pregunta el negro triste
cuánto costarán sus galas...
Ilusión y desencanto
codo a codo van hermanas:
cohabitan entre palacios
y barriadas marginadas.
En esta urbe tan noble
tan bella, fea y bastarda
nacen miles de ilusiones
y mueren mil esperanzas.
Habana sucia y maldita.
Habana hermosa y amada.
Te quiero tal como eres
porque llevo en mis entrañas
yodado olor del salitre
de tu puerto donde encalla
todo intento de olvidarte
porque vives en mí anclada.
(Active si desea escuchar este poema en la voz de su autor. Puede apagar el sonido del blog si éste interfiere con su audición)
8 comentarios:
Hola amigo, cuanta pasión y fuerza tienen tus versos. Recuerdas y amas a tu patria, y versas el sentir de tu alma.
No dejes la nostalgia y los recuerdos entristezcan tu alma
Gracias por tus comentarios lindos a mis escritos.
Abrazo
M. Ángel
Rítmico y descriptivo. Sencillamente muy bello.
Un saludo.
P.D:llego aquí navegando desde el blog de Milagros. Es un placer leeros.
Me ha gustado esta entrada mucho... es un fiel reflejo de tu nostalgia por tu tierra querida no solo por ti sino por muchos humanos...
un saludo
Me encanta cómo has contado lo que sientes dentro, muy adentro.
Saludos
Y cuando lleguen los tiempos
de soles y de alboradas,
cruzaré todos los mares
que pasear por La Habana
de tu mano, amigo mío,
es soñar con el mañana.
Que a esa tierra yo la amo
aunque no sea cubana.
Te espero en el malecón, Pedro querido.
Pedro, querido, es tal la fuerza que imprimes a tus versos recitando con ese torrente de voz, que es imposible no sentir como sienten tus entrañas ese amor por La Habana.
Besazo.
Ay, la patria amada!!! Ésa que tiene tanto de bueno como de malo, a la que se odia y ama al mismo tiempo, a la que se maldice a veces, pero que se desea retornar siempre...Y La Habana es, de entre muchas, ciudad que roba los corazones, no sólo los de sus nativos, sino también los de aquéllos que la visitan y son partícipes de su sugestivo encanto, como si la urbe misma fuese una hembra mulata que arroba con su perfume de jazmines africanos y de rosas españolas. Hermosísimo poema, mi querido Pedro, como sólo un cubano podría expresarse. Y otro besito.
Estremecedor, Pedro, estremecedor. Leyéndote y escuchando tu voz atronadora, haces que todos nos sintamos cubanos, cómplices de esa tierra noble y honesta que, caídos los sátrapas, dará luz al mundo y le enseñará a conjugar el verbo amar.
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