(Active si desea escuchar este poema en la voz de su autor)
Este seísmo interior que me despeña
que me trae pánico estupor y abierta duda;
que me doblega y me pone de rodillas
mostrándome frente al espejo:
desprovisto, solo y desnudo
como el día distante y milagroso
de mi origen.
Miedo arrollador maquillado de intensos rubores
y acuciante, meretriz urgencia:
cosquilleo del ente que pugna por nacer
de árida entraña en abominable,
parturiento trance
de obscena gestación y errada lógica viciada de logaritmos.
La muerte y sus ritos lamen la oreja
tocan el pecho
podan intrusos las alas del pensamiento;
lamen sin reserva la llaga abierta del ego depuesto y desterrado
a una esquina inconsolable del absurdo
transmutado en refugio.
Viejo puente podrido
de mudo ayer y
reprimida sombra...
He de llorar
naciendo de mí mismo
en el parto infalible
de todos los espejos.
8 comentarios:
Gran poema amigo mío, me encanta eso de nacer de uno mismo, es como reiventarse, recreaerse cada vez que sirva para tener nuevas ganas de hacer y de ser, aunque sea sòlo en los espejo, o también en ellos.
Hoy he declarado mi casi amor a la muerte y ella está allí, lamiendo tu oreja, hay que ver que siempre va donde quiere y no donde le decimos.
;)
Un abrazo fuerte mi hermano.
Leo
En un momento de la vida, a todos nos nace ese seismo interior que nos despeña y nos hace mirarnos desnudos y nacernos a nosotros mismos. Es cierto, querido Pedro, que hay un miedo incontenible dentro de nosotros mismos, que unas veces nos arrulla y otra nos corroe como vil bestia enmudecida.
Tus versos finales me han encantado.
Un abrazo fuerte.
Voy a coger aire, y volverme a mis orillas, a ver si soy capaz de no ahogarme. :)
Bonito, muchas veces debemos empezar de nuevo.
Hermoso poema.
Saludos.
P.D. Tengo una amiga cubana radicada aquí en chile es tecnologa medica, es una excelente persona se llama Pura.
Me encantan los cubanos pareciera que siempre están alegres.
Mi niño, espero no haberte contagiado...porque hoy mismo me rindo a tus letras!!!
Me encanta tu estilo y lo sabes, no dejas de sorprenderme...eres grande!!!!
~Te deseo un bello fin de semana~
Con todo mi cariño
~Charo Bustos~
Hola, Pedrico, chiquillo! Un poema profundo, existencial como la noche eterna en su parto en pos de la luz del día. Así te hallas a ti mismo, tembloroso, buscando tu propia luz para iluminar esas tinieblas de la duda, para despejar tus propios fantasmas y erradicarlos a ellos y quizás a ti mismo, pues les perteneces, fuera de la órbita solar.
¡Ay mi niño! Te dejo un beso grande para darte un poco de calor.
Querido Pedro
Toc, toc,¡estoy aquí, en el paraíso, en la isla de Pedro! No me lo puedo creer. ¡Dios, qué ganas de leerte y conocer tu verdadero rostro, que es siempre el que nos muestra la emoción del poema.
Gracias, amigo mío, por facilitarme el camino y por recibirme con este bellísimo poema, lleno de hondura y de heridas abiertas por el tsunami que parece haberte sacudido inmisericorde, pero dispuesto, valientemente, a renacer de ti mismo.
Pedro, quiero darte también las gracias por tus comentarios llenos de sensibilidad, generosidad y sabiduría, con los que has dado categoría a mi blog y a mí una sucesión de emociones.
Volveré, querido mío, puedes estar seguro que volveré a leerte y estar cerquita de ti.
Un abrazo muy fuerte de encuentro.
Elvira
Este poema es grande, inmenso, desde el primero al último verso. Es un acto sublime desnudarse y reconocerse débil en ese cataclismo interior que nos conduce a debatirnos contra nuestra sombra y nuestro propio abismo. Es mucho más sublime, si cabe, ese cierre excepcional donde las lágrimas se convierten en un nuevo parto para renacer de un mismo, venciendo a las sombras, e irradiando como un crisol nuestra propia luz.
Un fuerte abrazo.
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